Si practicas yoga, meditas o ambas cosas, seguro que has escuchado más de una vez algo en relación a una escapada en la que se realiza una práctica intensa de estas disciplinas durante algunos días.
Pero, ¿que hay más allá de lo que parece únicamente la escapada de moda?
El pasado fin de semana, 9,10 y 11 de octubre he tenido la inmensa suerte de disfrutar de un retiro de yoga en Suecia, concretamente en Lindeborg Ecoretreat, un maravilloso lugar situado en Nyköping, a unos 100 km. de Estocolmo.
Es importante decir que, desde mi punto de vista, cualquier lugar no puede acoger un retiro de yoga, ya que hay una serie de características muy importantes que facilitan el objetivo de esta clase de eventos.
Cierto es que la actividad principal es la práctica de yoga o de meditación, o ambas, pero junto a ello disfrutar de calma y tranquilidad que faciliten la concentración en la práctica, un buen descanso, y contar con comida sana y deliciosa que nos nutra adecuadamente tras las prácticas, son elementos fundamentales para que el retiro despliegue su máximo potencial.
En este caso el lugar es mágico, apartado del ruido y enclavado en un finca que ha sido construida con amor a la naturaleza y al medio ambiente; que cuenta con los más avanzados métodos y materiales de construcción sostenibles, pero sin desatender la comodidad de los huéspedes ni la belleza de las instalaciones.
La sala dedicada a la práctica de yoga tiene todo lo necesario: espacio, luz natural y material imprescindible para practicar. Además la práctica se realiza frente a un ventanal gigante con vistas al lago, ¡todo un deleite!
En un retiro de yoga , y en este caso de ashtanga yoga, se suelen hacer prácticas que ocupan entre 4 y 6 horas diarias, por lo que alimentarse de formas nutritiva, consciente, adecuada y suficiente es imprescindible.
Hablamos constantemente de cómo la práctica de yoga genera toda una serie de cambios en los practicantes y quizá uno de los primeros que se siente es la necesidad de alimentarse de forma consciente y adecuada.
Con ello no quiero decir que todos los practicantes de yoga tengan que ser o terminen siendo veganos o vegetarianos, aunque es verdad que hay gran número de yoguis que lo son, pero sí es cierto que todos acabamos poniendo mucho cuidado en cómo comemos y demandamos una alimentación sencilla pero que siempre sea saludable.
El retiro al que hemos asistido ofrecía un menú vegano, ecológico y sin gluten y dada la calidad de la elaboración de cada plato creo que ha sido una oportunidad única para que incluso los no veganos o vegetarianos hayan disfrutado de esas opciones.
En esta ocasión la magia en la cocina la ha puesto Cecilia Olsson, @lilatous en Instagram, que además de ser propietaria de un centro de yoga en Estocolmo, y también profesora, tiene una manos en la cocina que son un verdadero regalo del cielo.
Seas o no vegano no puedes dejar de sorprenderte con la calidad y el sabor de cada cosa que hace. Todo vegano, orgánico y preparado con mucha dedicación y profesionalidad. Echa un vistazo en su perfil de Instagram para ver todo lo que hace. Te van a dar ganas de darle un bocado a la pantalla.
En el caso de la práctica de yoga mi apuesta era segura. Lotta, @lottasebzda en IG, es mi profesora de ashtanga desde el año pasado.
Como amante de las asanas invertidas, la sigo desde hace tiempo a través de IG, pero desde que la conociera personalmente en 2019 en Madrid, supe que si alguien podía hacer que me enganchara con la práctica de ashtanga, sería ella. No debes perderte su perfil en la red social, te va a sorprender muy gratamente.
Tras varias sesiones de asanas invertidas, y otras tantas de ashtanga, y contando con la guinda que ha supuesto este retiro casi sin pensarlo y guiada por su alegría, su dulzura y su buena energía, ha ocurrido lo esperable: la prática de ashtanga yoga ha llegado a mi vida para quedarse.
Durante este retiro he podido profundizar en el conocimiento de esta rama del yoga, y he aprendido muchísimas cosas. Y no es para menos: han sido tres días dedicada en cuerpo y alma al ashtanga yoga. No exagero si digo que he aprendido lo mismo que hubiera tardado meses en aprender cuando la práctica es intermitente.
Con todo lo que te he contando hasta ahora, y lo que has visto a través de las fotos, ya supongo que estarás imaginando que ir a un retiro de yoga no es pasar un fin de semana cualquiera en algún lugar.
Pero aún hay más. En un retiro de yoga compartes mucho tiempo con el resto de participantes; personas que comparten tu misma pasión, y un modo de ver la vida seguramente muy parecido al tuyo. La sinergia es increíble y se aprende muchísimo al compartir práctica con otras personas.
También surgen largas y cálidas charlas, intercambio de historias, experiencias…Son días de mucho compartir.
En un retiro de yoga siempre terminas haciendo nuevos amigos, porque ir a un retiro de yoga es vivir un experiencia única y enriquecedora que jamás olvidas.
Y una cosa más, como dicen de las bodas, pasa en los retiros: en un retiro, siempre surge otro retiro.
Algo se está cociendo, no te digo más.